jueves, 19 de noviembre de 2009

Copo de nieve

Esta es la historia de como una pequeña niña llegó a comprender que “lo difícil se hace fácil y lo imposible solo cuesta un poco más” si se tiene fe.

Era hace una vez una niña americana de 12 años llamada Sharon que vivía en un pueblo pequeño y pobre con sus padres, esta historia comienza en una mañana soleada de abril.
Sharon se levantó de su cama y se restregó sus ojos, aún lado de su cama se encontraba la pequeña cuna de madera en la que dormía su hermanito, por la única ventana que había en la pequeña habitación entraba la luz del sol e iluminaban la habitación, entonces oyó el sonido de la voces de sus padres que discutían en la habitación contigua. - ¡que! ¿Cómo es posible? Exclamaba su mamá, - ¿y ahora que vamos a hacer? - no lo sé, respondió su papá – creo que tendremos que vender a Copo de nieve, no nos queda de otra. Sharon se quedó paralizada al oír esto, Copo de nieve era la hermosa yegua que su tío le había regalado cuando cumplió 9 años, ella misma se había encargado de cuidarla y había terminado encariñándose entrañable mente con ella, ¿y ahora su padre planeaba venderla? Entonces oyó la voz de su madre que decía: - ¿vender a copo de nieve? Sharon pondrá muy triste cuando se entere. - lo sé, dijo su papá – pero no nos queda de otra. Luego de una corta pausa agregó: -no debemos decirle a Sharon que venderemos a Copo de nieve sino hasta que la hayamos vendido, será lo mejor. Luego su padre salió de la casa y su madre se fue a la cocina a preparar el desayuno. Sharon todavía no podía creer lo que acababa de oír, no, se dijo, no permitiré que vendan a Copo de nieve. Y con esa convicción se arregló y salió al establo donde se encontraba Copo. Cuando llegó se puso a acariciarla. - Copo de nieve, Copo de nieve, murmuró, entonces oyó la voz de su madre que la llamaba desde la casa para el desayuno y dejando a Copo de nieve entró en la casa. Después de desayunar, Sharon tuvo que irse a la escuela. Una vez allí, por más que intentaba no podía concentrarse, pues un mal presentimiento la invadía. Al terminar la clase, Sharon tomó apresuradamente su mochila y se fue corriendo a su casa que se encontraba a pocas cuadras de allí. En lugar de entrar a su casa se dirigió directamente al desvencijado establo. Abrió las puertas de golpe y se precipitó a su interior. Al llegar al lugar dónde se debería encontrar Copo de nieve se detuvo en seco y dejó caer la mochila. Copo de nieve ya no estaba allí. El corazón le dio un vuelco, su presentimiento se había echo realidad. Tomó su mochila y lentamente se encaminó a su casa. Su padre y su madre la esperaban desde hacía rato. - ¿por que vendieron a Copo de nieve? preguntó antes de que sus padres pudieran decir una sola palabra. - era necesario, hija, dijo su padre, alguien quemó nuestro campo y lo perdimos casi todo. Sharon no dijo nada, pues se le hizo un nudo en la garganta. - Copo de nieve está en buenas manos, hija, dijo su mamá dulcemente. Sharon no respondió, simplemente se dio vuelta y salió de la casa, su madre intentó detenerla pero su padre la detuvo diciendo: - déjala, volverá. Sharon estuvo dando vueltas por el vecindario sin rumbo fijo. De repente se detuvo y se dijo: ¿que hago aquí dando vueltas? ¡Debería estar investigando dónde se encuentra Copo de nieve y tratar de recuperarla! Entonces se dio vuelta y regresó a casa. Después de enterarse por medio de su padre dónde se encontraba ahora Copo, lo convenció para que al día siguiente la llevara en su camioneta a verla.
A la mañana siguiente, Sharon se levantó, arregló y desayunó como de costumbre, pero después, en lugar de ir a la escuela, su papá la llevó a la hermosa finca dónde se encontraba ahora Copo de nieve. Al llegar ahí, Sharon se bajó de la camioneta y su padre continuó su camino. Ella se dirigió a la casa y tocó la puerta, una mujer alta y soberbia le abrió la puerta - ¿que deseas niña? Preguntó. – yo.... yo vine a ver como se encontraba Copo de nieve, tartamudeó Sharon. En ese instante un hombre gordo salió de algún lado de la casa y dijo: ¿así que tu eres la antigua dueña de Copo de nieve he? - si... – está bien, yo te llevaré con Copo. El hombre la condujo hasta el establo, y en efecto, allí se encontraba Copo de nieve, que al verla, emitió un relincho de alegría. Después de haberla acariciado por un rato, Sharon se volvió hacia el hombre y dijo: - quiero llevarme a Copo de nieve de vuelta a casa - ¡que! Exclamó el hombre ¿llevarte a Copo de nieve? Pero si ahora es mía pequeña, jamás dejaré que te la lleves. Sharon bajó la mirada y no dijo nada – creo que ya llegó tu papá - ¡ven! Dijo el hombre. Sharon siguió al hombre a fuera del establo, y en efecto, ahí estaba su papá esperándola. Sharon se subió en silencio a la camioneta y por un momento no dijo nada, se quedó mirando por la ventana el paisaje que pasaba frente a ella. - tal vez algún día pueda comprarte una yegua igual a Copo de nieve – dijo de improviso su padre – no, dijo Sharon, yo solo quiero a copo de nieve. Su padre no respondió, y el resto del camino no dijeron nada más. Sharon se la pasó todo el día bien triste, comprendía que ya nunca más podría ver de nuevo a Copo de nieve.....
Y así transcurrieron tres tristes días, al cuarto, cuando Sharon ya se había resignado a no volver a ver a su adorada yegua, algo muy extraño pasó, iba de regreso a su casa de la escuela, cuando de pronto se dio cuenta de que se había extraviado y se encontraba en medio de un bosque desconocido, miró a su alrededor, y sentada en la rama de un árbol vio a una pequeña hada que la miraba atentamente. - sé que estás triste y también por qué, dijo el hada, yo te quiero ayudar. Sharon la miró muy sorprendida ¿a que se refería el hada? ¿A caso si sabía lo que la tenía tan triste? - mira, dijo el hada, tu yegua se encuentra en este momento en el pequeño establo de tu casa - ¿en serio?, preguntó Sharon. No, claro que no, se apresuró a agregar, mis papás la vendieron, ya no está allí. - solo creé lo que te digo, respondió el hada,
Por que “lo difícil se hace fácil y lo imposible solo cuesta un poco más” si se tiene fe. Entonces el hada desapareció, Sharon se quedó luchando por un momento con sigo misma ¿era cierto lo que acababa de oír? ¿O simple mente se lo había imaginado todo? No se decidía ni por una ni por otra, así estuvo no sé cuanto tiempo hasta que una luz le ilumino el rostro, había creído. Entonces se echó a correr hacia su casa, cuando llegó ahí no se detuvo, sino que se dirigió directamente al establo, y en efecto, allí estaba Copo de nieve........

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