jueves, 19 de noviembre de 2009

El caballo blanco

Catherine era una joven de cómo 15 años que vivía en la ciudad, era muy tranquila y le encantaban los animales de todo tipo, pero sentía una simpatía especial hacia los caballos. Un día, ella se encontraba en su habitación sentada al borde de su cama con su gata Mist en su regazo. En su habitación tenía un balcón muy grande que miraba hacia el oeste, en aquel momento Catherine miró en esa dirección y vio venir hacia ella un caballo alado blanco con un cuerno en la frente, era muy hermoso, tanto, que ella nunca había visto ni volvió a ver en su vida uno como aquel. El caballo unicornio “aterrizó” en el balcón y miró a Catherine, ella notó que sin embargo, había un dejo de tristeza en su hermosa mirada. Al verlo, ella se paró y colocó a su gata Mist sobre su cama. – necesito tu ayuda, -dijo en ese momento el caballo- ¿mi ayuda? Repitió Catherine - ¿Qué puedo hacer yo que no puedas tú? – muchas cosas, -replicó el caballo alado– ven, sube sobre mí y en el camino te explicaré todo. Catherine, sin pensar en lo que estaba haciendo, subió sobre el caballo alado, el cual, al instante empezó a volar. Muchas ciudades, pueblos, montañas y ríos pasaron ante los ojos de Catherine, cuanto tiempo duró el viaje, no supo decirlo nunca. - Bueno, -dijo Catherine después de un rato- me dijiste que durante el viaje me ibas a explicar todo – si, es cierto, -dijo el caballo- lo que sucede es esto: mi pueblo vivió bien y en paz durante siglos, pero ahora, un ser maligno de la misma especie que las pesadillas de lava (de echo, el es uno de ellos) surgió del bosque del norte. Hemos intentado muchas veces deshacernos de él pero lo único que conseguimos es perder algunos de los nuestros pues es muy astuto y fuerte. - ¿y que es lo que quieres que yo haga? ¿A dónde me llevas? -Preguntó Catherine – te llevo a mi pueblo para que nos ayudes a librarnos de este ser maligno. - ¡¿queee?! ¿Yo librarlos a ustedes de ese ser maligno cuando ni si quiera ustedes pudieron? ¡Pero si ustedes o por lo menos tú eres más fuerte e inteligente que yo! – No estoy tan seguro, -replicó el caballo- nosotros no podemos vencer a la pesadilla de lava pues somos caballos, en cambio, tú eres humana - ¿y eso que tiene que ver? -Preguntó nuevamente Catherine- no veo como un humano o al menos yo podamos vencer a algo que ustedes no pudieron vencer. – hace mucho, dijo el caballo, cayó una gran desgracia sobre nuestro pueblo, hace tanto que ya casi se ha olvidado, pero que yo todavía guardo en mi memoria. Pero en un momento llegó un humano a nuestra tierra por accidente y nos salvó a todos. – haa, pero el debió de haber sido un hombre valiente y fuerte, yo no soy más que una chica, -dijo Catherine. El caballo no respondió. Entonces Catherine, que tenía buen corazón y creyó que había desilusionado al caballo, le dijo: - Pero haré todo lo que pueda por ustedes. El tiempo pasó y de pronto Catherine se encontró durmiendo en el lomo del caballo. Cuando despertó se encontró con que el caballo alado estaba “aterrizando” y al mirar a su alrededor vio que se encontraba en un lugar muy hermoso y a la vez extraño. Se encontraba en medio de un bosque en el que todos los árboles eran blancos y en el suelo había una escarcha como si fuera nieve pero que sin embargo no lo era. El lugar estaba en completo silencio, no se oía ni siquiera el canto de un ave. - ¿aquí es donde vives? -Le preguntó Catherine – si, le respondió el caballo - ¿y todos los demás? - ellos se han ido a un lugar más seguro, -Dijo el caballo alado. Catherine no respondió, simple mente miró a su alrededor. -¿Y que tengo que hacer? ¿Dónde está la pesadilla de lava de la que me hablaste? - paciencia pequeña, paciencia. La pesadilla de lava vive en la parte norte del bosque, donde todo se vuelve oscuro y negro, allí, en lo más espeso del bosque, hay una cueva, allí habita la pesadilla de lava y de cuando en cuando, sale y nos ataca y captura a todos los de los nuestros que puede y se los lleva a su cueva, a las profundidades del abismo. Catherine no respondió, se quedó mirando hacia el boque del norte. Ella era una chica muy valiente y capaz, sin embargo, lo que ahora tenía en sus manos, era más de lo que ella se creía capaz de hacer y lograr. Después de una pausa muy larga dijo: - ¿pero que tengo que hacer? - tienes que ir a su encuentro y vencerlo de alguna manera - ¿vencerlo de alguna manera? ¿Ni siquiera puedes decirme que tengo que hacer para vencerlo? - no, dijo el caballo alado – tienes que descubrirlo tu misma. - hace varias horas que nos conocemos, dijo Catherine – y no me has dicho tu nombre ni el de tu pueblo. - es cierto, pero, ¿para que quieres saber mi nombre y el de mi pueblo? - pues, -dijo Catherine- si estoy a punto de intentar una empresa en la que probablemente pierda la vida, me gustaría saber por quién y para quién me estoy entregando. - es cierto, -dijo el caballo alado- mi nombre es Gerión y mi pueblo es conocido como los caballos blancos de Versova o simplemente Versova. Catherine se quedó pensativa mirando al suelo, le pareció que en una ocasión había oído ese nombre. Versova. Pero sin embargo no podía recordar dónde. Por fin dijo: - llévame a la morada de la pesadilla de lava. El caballo sin responder nada la guió através del bosque, pronto llegaron a una parte donde el bosque se ponía más espeso y en lugar de blanco era de un verde oscurísimo. Se introdujeron en el. Después de caminar por mucho rato (por lo menos así le pareció a Catherine) se encontraron frente a la entrada de una caverna, el interior estaba oscuro como boca de lobo, solo al acercarse más vieron que del interior surgía una tenue luz roja. Al llegar a la entrada, se detuvieron, del interior de la caverna salía un calor sofocante. - entonces, -dijo el caballo alado- ¿te atreves a entrar? - si, -dijo Catherine- ¿me acompañarás? - no, respondió el caballo, tienes que entrar tu sola. Yo te esperaré aquí. Catherine no dijo nada, simplemente avanzó hacia adelante y entró en la caverna................

Al entrar, sintió que un calor abrasador le golpeó la cara, y al mirar al frente, vio ante ella un lago de lava o fuego que se extendía hasta perderse de vista. Sorprendida, se quedó mirando extasiada hasta que una voz terrible la sacó de su estupor. - ¿Qué haces aquí niña humana? La voz provenía de un ser horrible que se adelantaba hacia ella. Catherine, adivinando que este ser era la pesadilla de lava de la que le había hablado Gerión, dijo: - he venido en contra tuya, he venido para sacarte de esta tierra y si es posible, destruirte. - ¡jajajaja! Rió la pesadilla - ¿tu, una niña, vencerme a mí? Por siglos grandes guerreros han venido en contra mía, pero ninguno ha podido vencerme ¿Qué te crees tu que eres aún menos que ellos? Catherine no dijo nada, simplemente se quedó mirándolo con sus enormes ojos verdes. Al aceptar esa aventura había demostrado ser muy valiente, al responderle de ese modo a la pesadilla de lava también pero ¿y ahora que? Entonces vino a su recuerdo un sueño que había tenido varias semanas antes, en su sueño se encontraba frente a un demonio rojo que brillaba como el sol y el monstruo, al verla, intentó abalanzarse sobre ella, pero en ese momento, una voz le decía: no temas, por que el que está contigo que tu no sabes es más fuerte que el y el te ayudará, solo has lo que el te mande. Entonces Catherine volvió a la realidad, y vio como la pesadilla de lava se adelantaba caminado hacia ella con una mirada feroz que hubiera intimidado a cualquiera. Pero Catherine no se movió, ahora sabía lo que tenía que hacer pues aquel que con ella estaba se lo mostró en ese momento. De repente todo se oscureció ante sus ojos por un momento, pero después de un rato empezó a volver a ver, y cuando ya pudo ver con claridad vio que se encontraba parada sobre un suelo de mármol blanco, y que frente a ella se encontraban unas puertas de oro que se abrían para recibirla dentro, pero entonces una voz al lado derecho de ella la llamó: – Catherine, Catherine. Catherine se volvió para ver a la persona que la llamaba, pero por más que aguzó los ojos no vio nada. – A los ojos humanos no les es dado ver algunas cosas, pero si oír. -Dijo nuevamente la voz- ¿Quién eres? -Preguntó Catherine – yo soy aquel que está contigo y es mayor que tus enemigos -respondió la voz – has cumplido tu misión, ahora te mando que vuelvas a la tierra. Al abrir los ojos, Catherine vio que se encontraba de vuelta a su habitación con su gata Misti en su regazo. ¿Ha sido esto un sueño? Se preguntó. Pero allí, al bajar la vista, vio que en el suelo había cuatro huellas de un caballo. No, no había sido un sueño.


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